jueves, 11 de enero de 2024

Mamá de alquiler


Max no podía creer lo que veía cuando vio las deliciosas curvas del vientre embarazado de Zoé rebotar arriba y abajo frente a él.  El conocimiento de que este era en realidad su propio cuerpo, aunque solo fuera temporalmente, envió una ola de excitación que recorrió cada fibra de su ser.


Sin dudarlo ni sentirse culpable, Max dejó escapar un gemido bajo y se acercó para tomar los pechos hinchados de Zoé entre sus manos, viendo como gotas de leche brotaban de las puntas.  Los apretó suavemente más fuerte antes de llevarse uno de los pezónes a la boca, chupándolo con avidez como un bebé siendo amamantado por su madre. 

Mientras lo hacía, sintió que algo se agitaba dentro de él, sintió un movimiento desde lo más profundo del útero de Zoé, donde su primer hijo aguardaba por nacer en cualquier momento.

La sensación aterrorizó y excitó al mismo tiempo a Max, no sabía lo que significaba ni para él ni para el futuro hijo de su cliente, pero lo único en lo que podía pensar era en lo increíble y excitante que se sentía acariciar su grande y caliente vientre con sus manos.

Las manos de Max viajaron más abajo por el cuerpo de Zoé, trazando delicados patrones en su vientre enorme e hinchado antes de deslizarse debajo de la banda elástica de los pantalones de su pijama.  Sus dedos encontraron suaves rizos rubios mientras exploraba cada centímetro de la feminidad de su cliente, provocando y pinchando puntos sensibles hasta que arqueó la espalda por todo el placer que se daba el mismo.

Mientras Max continuaba haciendo su magia entre los muslos de Zoé, un repentino chorro de líquido llenó el espacio entre ellos seguido de una intensa sensación de pulsación.  Observó paralizado cómo hebras de líquido transparente cubrían sus yemas de los dedos, consciente de que debía ser líquido amniótico que se escapaba de su útero compartido, Max sintió las pulsaciones cada vez más fuertes y se recosto en la cama donde apesar de tan intenso dolor que sentia en este momento no dejaba de mostrar una sonrisa de felicidad en sus labios. "Porfin, porfin vere lo que siente una mujer al traer a un bebe al mundo". Grito max emocionado entre quejidos.

Consumido por el deseo, dejo de lado los placeres que sentia y con emoción grito: "¡¡Estoy a punto de dar a luz!!!". Máx grito entusiasmado al ver a su clienta Zoe en su cuerpo entrar por la puerta junto con un doctor preparado para recibir al pequeño bebe que venía en camino.  

++++++++++++++++

Max era un chico que siempre había estado fascinado por la belleza del embarazo y el acto de dar a luz.  Se sintió excitado por la idea de mujeres llevando una vida dentro de ellas y sentirlo crecer y moverse dentro de su útero. Max nunca había podido expresar estos deseos a nadie, temiendo que fueran demasiado tabú o pervertidos. 

Un día, mientras navegaba por foros en línea sobre el embarazo, Max se topó con una empresa dedicada a las mujeres embarazadas llamada "Mamas de alquiler". Una empresa dedicada a emparejar e intercambiar a mujeres que no quieren pasar por el preso de embarazo y parto con hombres dispuestos a sobrellevar el estilo de vida de una mujer embarazada.

Al principio Máx pensó que era una broma, pero a medida que indagó más profundamente, descubrió que se trataba de algo completamente real. Max se sintió emocionado al encontrar esta empresa donde podía expresar sus deseos abiertamente. Comenzó a participar en cursos sobre diversos aspectos del embarazo, el proceso de parto y cómo cuidar a un niño después del nacimiento.  

Max estaba más que ansioso por experimentar estas cosas de primera mano después del intercambio. Esperando en la sala de espera de "Manas de alquiler" su emoción crecio cuando escucho su nombre por el altavoz. Emoción que sabia exactamente volvería a sentir una y otra vez gracias a "Mamás de alquiler"

1 comentario: